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El síndrome del niño rico

El síndrome del niño rico o “ricopatía”, no sólo abarca a los hijos de la gente acaudalada, sino también a los de la clase media y a los de familias de menos recursos

Una epidemia social está actualmente poniendo en peligro la salud emocional de muchos niños. El síndrome del niño rico se presenta en los niños que reciben demasiado de alguna cosa, ya se trate de presiones de tipo educativo, de dinero, de alimentación, de protección o de sacrificios de los padres.

Los niños afectados por este síndrome tienen los mismos problemas que afligen a los adultos pudientes. En estos pacientes infantiles se pueden presentar algunos de los siguientes síntomas: náuseas periódicas, dolores de cabeza, alto nivel de ansiedad, depresión, fobias varias e hipertensión. Sin embargo, a menudo se presentan también manifestaciones de las lesiones físicas y emocionales subyacentes, que son características y están relacionadas con la edad.

Los desarreglos típicamente infantiles pueden incluir esfínteres descontrolados, desajustes escolares, imposibilidad de mantener relaciones positivas con compañeros y adultos, así como una multitud de dificultades de índole social y personal.

La presencia de los padres

Aunque tengan muchas cosas materiales, los niños de padres ricos a menudo carecen de lo que más falta les hace: la presencia de los padres. Muchos de estos niños son cuidados por personas diferentes durante la mayor parte del día, y cada vez es más frecuente el fenómeno de los “niños confinados”, es decir, aquellos que permanecen en su casa todo el día, solos, sin nadie que les cuide.

Los niños de 2 a 12 años ven la televisión un promedio de 25 horas a la semana, por lo que, su verdadera “escuela” es la televisión, con sus dudosas programaciones y su implacable publicidad comercial. Además, como sucedáneo de la televisión han encontrado los videojuegos e Internet.

La alta cantidad de bienes materiales, de servicios y de experiencias, está quitándole a la niñez algo de maravilla y de inocencia, y están introduciendo prematuramente a los niños en el mundo vacío, característico de muchos adultos de nuestra época.

El impacto de la vida fácil de nuestros hijos

En un estudio que ha realizado el grupo Gallup sobre el impacto de la “vida fácil” en los hijos de altos ejecutivos, revela que estos jóvenes, de 14 a 22 años de edad, que llevan una vida de lujo y comodidad, ajustan su escala de valores a las conveniencias materiales. Más de la mitad de ellos considera que la parte más atractiva de ser hijos de ejecutivos acaudalados, es gozar de las ventajas materiales y económicas que están a su alcance; sin embargo, un alto porcentaje de ellos no se siente feliz.

En realidad, las mayores presiones a que están sometidos, están directamente relacionadas con su riqueza. De sus declaraciones se desprende: se sienten incómodos con el papel de “niños ricos” o de “niños mimados”; tienen la impresión de que sus padres intentan comprar su efecto con cosas materiales; sienten una gran presión paterna para que sobresalgan en sus actividades, y tienen muy pocas oportunidades de gozar de la compañía de sus padres.

“Esto significa que los padres deben dedicar más tiempo a sus hijos y el ejemplo de los padres en la práctica de valores morales claros y firmes, es indispensable para que el niño incorpore en su vida convicciones, en las cuales, la generosidad prevalezca sobre el egoísmo”.

por PAMELA PICHARDO | pamela@revistamidinero.com.do

fuente www.analitica.com

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