Gastar más de lo que puedo: Los incentivos para hacerlo, responden a los intereses particulares que cada uno tiene de querer quedar bien ante el ojo público y así sin darnos cuenta cedemos ante la presión social.
Es viernes y al fin llega el fin de semana que habías esperado para tener tiempo de ocio, luego de una agitada semana de trabajo. Ese mismo día, un grupo de nuevos amigos queda en reunirse en un restaurante para compartir; sin embargo, tienes un problema: aunque aún no ha llegado la semana de cobro que esperas con ansias, ya tienes comprometido tu próximo salario para abonar a la deuda de consumo por diversos aparatos electrónicos que compraste recientemente, cuando pensaste “me lo merezco, yo me lo regalo”, sin tomar en cuenta la nueva carga que haría a tus gastos fijos. No obstante, piensas que nunca has quedado mal, como una manera de consolarte, vas y te endeudas. Asimismo, ya en ambiente, en donde todos hacen sus órdenes, recuerdas que la tarjeta de crédito está para auxiliarte y evitar que pases vergüenza… Luego se resuelve.
Esta es una de las múltiples maneras en que una persona empieza a endeudarse por encima de sus posibilidades, para poder mantener el “estatus pelatus” . Dicho de otra forma, estamos ante una persona que vive de las apariencias, por la presión social. Luego, vienen los problemas de índole financieros: líos bancarios, préstamos a los usureros -prestamistas informales- incluyendo un alto grado de angustia emocional con sus diversas repercusiones en la salud, en las relaciones interpersonales, entre otros.
Consumos condicionados por la presión social
Los incentivos para que las personas gasten por encima de sus posibilidades, responden a los intereses particulares que cada uno tiene de querer quedar bien ante el ojo público. Además, las decisiones de compra de los consumidores son interdependientes, es decir, el consumo de una persona está condicionado, parcialmente, por las tendencias de compra que imperan en el ambiente. De esta manera, los grupos que vemos de cierta clase socioeconómica convergen en sus hábitos; sin embargo, en los vaivenes de la vida, nuestros ingresos son susceptibles a eventos inesperados, que bien podrían disminuir nuestro poder adquisitivo y, ante las presiones de mantener el mismo estilo de vida, se recurre al crédito no productivo, con el fin de evitar que alguien piense que estamos ante una escasez financiera.
A pesar de la rapidez con la que se desenvuelve el mercado, en sentido general, la capacidad de compra de la mayoría de la población no va a la misma velocidad, por lo que, existen limitantes para mantenerse a la par con dichas tendencias. A octubre 2015, por ejemplo, el ingreso promedio mensual para una pareja que trabajaba 45 horas semanales, rondaba los RD$34,757, por tanto, tendrían cierta capacidad para el ahorro, tomando en cuenta que el costo de la canasta familiar nacional ronda los RD$28,294, para satisfacer sus necesidades básicas. No obstante, ¿qué tal si al menos uno de los miembros que reciben ingresos gasta frecuentemente por encima de sus posibilidades?
Medios de financiamiento
Según la Encuesta de Cultura Económica y Financiera del Banco Central, un 67% de las veces que los gastos sobrepasaban los ingresos, se acude al endeudamiento. Los 3 medios de financiamiento a los que se acude con mayor frecuencia, son informales, como: tomar un artículo y pagarlo luego -tomar fiao-, préstamos a relacionados y los préstamos a proveedores informales o usureros; este último, con tasas de interés sumamente altas. Como es de esperarse, esta práctica es más frecuente entre las familias con menor educación financiera.
De este modo, llegan las posesiones materiales y los placeres antes del trabajo y de una debida planificación financiera. Además, a raíz de la incapacidad propia del individuo, de poder vivir en el presente un estilo de vida mayor a sus posibilidades, gran parte de la población opta por traer al presente algunos gustos que debería disfrutar más adelante, a su debido momento, viéndose obligados a pagarlos con altas tasas de interés a usureros y a sacrificar lo estipulado para cubrir necesidades básicas.
*Cifra según la Encuesta de Cultura Económica y Financiera del Banco Central.
La disciplina
Cuando se aplaza el consumo y se ahorra el dinero con disciplina, se puede invertir factiblemente en diferentes medios, como certificados bancarios o en el mercado de valores. Todo eso que deseas adquirir puede ser de mayor satisfacción al pagarlo con los intereses generados por tus inversiones, ya sea sin deudas o por un monto menor de financiamiento. Por ejemplo, si tomamos a una familia con el ingreso promedio y un costo de la canasta, como el antes mencionado, y la familia decide ahorrar RD$60,000 al año, equivalentes a RD$5,000 pesos mensuales, y luego lo introduce en un certificado financiero, en un Banco Múltiple, por 3 años, asumiendo que se hubiese mantenido constante la tasa promedio de 5.7% anual, a noviembre 2015, al final del período la ganancia bruta ascendería a RD$10,855.93.
Cabe destacar que en el país hay una gran variedad de instrumentos de inversión en el mercado de valores, como bonos privados o instrumentos de deuda pública, que pueden ser adquiridos mediante un puesto de bolsa. Sin embargo, la misma falta de educación financiera y la presión social, no permiten pensar de ese modo, pues implica abstenerse de vivir la vida de apariencias que caracteriza a una buena parte de los “enliados”.
Por otra parte, la velocidad con que se desarrolla el comercio, no permite mantenerse a todos, por igual, actualizados con tendencias como la moda y la tecnología; por tanto, vivir de la apariencia no solo generaría problemas de endeudamiento, sino también una satisfacción efímera, pues el mercado reemplaza con mejoras sustanciales ese producto que se obtiene, que en su momento era lo último.
Organiza tus gastos
Pasar la tarjeta de crédito en el restaurante, cuando te juntas con amigos, te evita pasar por la vergüenza que tanto temes: que se enteren de tu situación financiera limitada; no obstante, queda el remordimiento de haber cedido ante la presión social. Además, entre los presentes se encuentra un buen amigo, quien ha notado cómo has gastado últimamente, se te acerca y conversan sobre lo pesado que es para ti el gasto de la noche y te hace las siguientes recomendaciones:
- Identificar tus gastos fijos y variables. Identificar gastos fijos, como electricidad, agua, teléfono, entre otros, así como los gastos esporádicos, entre ellos, los gustos que te das.
- Llevar anotaciones de los gastos. De esta manera podrás identificar con mayor facilidad esas fugas que hay un tu bolsillo. Existen diversas aplicaciones gratuitas para celulares de gran utilidad.
- Elaborar un presupuesto. Distribuir por escrito los ingresos y los gastos identificados. Aquí puedes establecer una partida para esos gustos, acorde a tu capacidad. Nunca olvides el ahorro.
- Planificar altos gastos. Si deseas comprar un producto o servicio con un alto costo, como un aparato electrónico o unas vacaciones, agrega a tu presupuesto una partida de ahorro, con el nombre de tus propósitos
- Invertir. Con el capital obtenido de tus ahorros, pudieras invertir en un inmueble, un negocio factible para emprender y en productos financieros como certificados o en el mercado de valores.
- Ser honesto contigo mismo. Si estás pasando por un estatus pelatus y no lo reconoces, entonces tienes un problema.
- Sugerir lugares alternativos. Si te restringes para vivir acorde a tus posibilidades, no tienes que dejar de frecuentar a tus relacionados. Sugiere lugares y actividades que estén a tu alcance.
- Aprender a decir que no. Todos tenemos un límite, y cuando identificas el tuyo, es el momento apropiado para decir no.
Recuerda que es un deber cuidar de nuestras propias finanzas; por tanto, en el presente podríamos ceder ante la presión social y vivir de las apariencias para quedar bien con todos los demás, pero mañana habrá que pagarlo con intereses y con creces.
Marlon Gracesqui marlongracesqui@gmail.com
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