Hace cuatro años empecé un camino, del que estoy segura no habrá vuelta atrás, me pregunte ¿De verdad necesito tantas cosas para vivir? la respuesta fue esta.
Siempre he sido una persona amante del Orden. Con frecuencia me encontraba entre mis cosas, volviendo a diseñar la forma de como las expondría: fueran piezas de mi oficina, mi closet, mi baño, cocina y demás hierbas aromáticas.
Era una increíble sensación de bienestar poder reagrupar aquello que debía estar junto o aquello que debía estar en otra área.
En esos procesos, que para mis amigas y familiares, resultaban innecesarios, por la frecuencia con los que los hacía, me hizo experimentar algo, que viene de adentro y que se convirtió en una necesidad. Y no, no me refiero a hacer lo mismo en casa de otras personas, sino más bien, a desplegar solo aquellas cosas que eran realmente importantes para mi... y es cuando llego a la conclusión: “todo es lindo, es de buen gusto, porque tengo buen gusto (eso diría mi media china), pero la mayoría de éstas cosas, no me hacían sentir lo mismo, no generan la misma reacción en mi.”
Eso explicaba porque al organizar mis carteras siempre ponía mi cartera azul delante de las demás. Y es que esa cartera azul, producía en mí aquello que se llama: “Felicidad en los bienes materiales”, me sentía genial con ella, no importaba mi atuendo, me sentía yo. Es esa comunicación con las cosas que te rodean, con aquellas que representan lo que eres, no necesariamente que te definen, pero que se crea un vínculo, son las cosas que deben acompañarte durante el proceso.
“La de la CARTERA AZUL”, sí, yo, esa misma.
En este trayecto de 4 años, he reducido mis pertenencias, de tener un walking closet en L, lleno de cosas y otro closet, en otra parte de la casa, con vestidos y abrigos de invierno, a un solo un treinta por ciento (30%) de ese total.
Sabían que en un momento llegué a tener más de 45 carteras, oh yeah, baby! 45!! Las tenía de todos los colores y formas, messenger bags, totes bags, doctor bags, etc. De naranja a púrpura, de azul a amarillo, de camel a rojo vino, y para qué? Al final me dí cuenta que no usaba ni la mitad de las que tenía, y los días del mes no eran suficientes para usar una cada día del mes. Así que emprendí mi viaje.
En ese período me encontré almacenando ropa que no uso, que me hicieron muy feliz, y que ya no me quedaba. Todas las mujeres tenemos el sueño de bajar de peso para usar X o Y ropa, pero la verdad es, que aún bajando de peso, esta no sería la que usaría, así que, la convertí en Pancho.
Pancho, acorde al www.diccionariolibre.com, es: “Rebote (regalo) que recibiste usado de los países, o de algún pana que esta mejor que tú.”
Encontré piezas que eran muy “In”, pero que solo me la pude poner dos veces, porque ni modo que aparezca en Instagram y Facebook, usando siempre en todos los cumpleaños la misma blusa amarilla con manchas anchas. Lo que ya no es tan importante para mi, pero de eso escribiré luego.
Zapatos que gritaban: “Si me usas una vez más te juro que te haré pasar vergüenza en la calle, cuando menos lo esperas”. Mientras otros:”Por favor, úsame, soy hermoso, aprieto un poco, pero si es solo un par de horas, te prometo que tus pies se recuperarán al otro día…I swear!”.
En ese viaje empecé a donar, regalar y botar (porque a veces hay que botar), aquello que ya no me hacía feliz, tener por tener, ya dejó de ser.
Ciertamente empecé a experimentar el Downsizing, que no es más que Reducir la cantidad de bienes, hasta lo aquello justo y necesario para el desenvolvimiento diario.
Y tomo mi closet como ejemplo, porque es lo que mis lectores tienen en común, pero en realidad, lo llevé a toda mi casa y a mi oficina. Tengo, incluyendo vestidos de fiesta, abrigos, uniformes (Todo en Orden RD), en perchas, solo 65 artículos que van colgados; y doblados solo ropa de ejercicios y pijamas, además de ropa interior, medias y ropa de playa o veraneo, como dirían las revistas de moda.
Confieso que es liberador.
No es tener menos, pero tener lo que nos gusta, los que nos hace sentir geniales.
Nathalie Navarro | Dominican Organizer
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