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República Dominicana, es una isla de temporada.

En espera de la entrega de mi carro en un lavadero de la ciudad, disfrutaba de las conversaciones de varios caballeros. Mientras yo analizaba y tomaba nota del folklore, el humor, y claro está, haciendo un cálculo mental de lo que supone para cada persona y familia el estar en cada actividad en nuestro país. En eso, escuché a un señor de edad madura que decía: ¨mira… el que no entienda a este país, y se dé cuenta de nuestra realidad… que somos un país de temporada. No solo para gozarlo, sino para el que sabe hacer negocios y lo aprovecha tó’.

De verdad que este hombre de pueblo me inspiró a ver una perspectiva diferente de nuestra sociedad, a propósito de inicio de año y cada festejo. No obstante, la gran masa de este pueblo se involucra de tal manera que entremezcla el disfrute, las emociones, la parte económica y lo cultural. Estoy segura de que lo menos que se hace es verificar costo–beneficio en la vida personal, y si realmente podemos estar en ¨tó¨.

Siempre se ha escuchado la famosa expresión de la ‘cuesta de enero’, lo que me lleva a pensar que en este país caribeño coincide, luego de las fiestas navideñas, nada más y nada menos que las finales del beisbol, que entre juego, movilización para estar en los diferentes estadios del país, los tragos y las apuestas, implican un alto costo para el bolsillo. Pero no recién acabamos, cuando ya tenemos el carnaval. De nuevo, y para los que les gusta y disfrutan esta actividad cultural, se repite el ciclo: confección de trajes, fiestas, recorridos, tragos y visitas a otros carnavales del país.

De inmediato inicia el basquetbol, y aunque no todos son amantes de este deporte, hay muchos que todo lo gozan; que teniendo o no teniendo el efectivo, tienen que estar en la cosa. Pero rápidamente se aproxima la Semana Santa. Y como realidad nuestra y por ubicación geográfica, con este aire de calor y sin distinguir bien las estaciones, entramos en verano, donde la playa, el sol y la arena se mezclan con el ron y la comida.

A todo esto, agregar que entre un mes y otro se celebran otras acciones que, sin importar el significado, no dejan de ser comerciales: San Valentín, las Madres, los Padres, el día de los abuelos, los cumpleaños de los amigos y de la familia.  Sumado a esto, cada fin de semana hay que botar el golpe y salir para no ahogarnos de calor, de la ciudad, y entonces hay que ir de gira al río o a la montaña. Pero entre una y otra aparece una boda, un bautizo, el amigo que llegó de fuera. Tomando en cuenta que para cada ocasión debemos tener un outfit, pues tenemos que estar bien; y claro, si no encuentras aquí, no hay problema, con Amazon resuelves, sino lo tomamos prestado o se va al mercado de pulgas. Lo importante es verme con un nuevo look, y que nada sea igual, pues ya colgué mis fotos en Facebook e Instagram… y no me pueden ver igual.

Y como si todo esto fuera poco, se agregan los viajes, cruceros y conciertos, pues cada mes hay un derroche de artistas en cada punto turístico del país; esto, sin olvidar las ferias de autos con atractivas ofertas y facilidades de préstamos. Esta variedad y diversidad será dependiendo de cada familia y grupo social.

Sin dudas podemos agregar otras actividades; lo que me lleva a cuestionar si los ingresos son también de temporada o si nos hemos tomado el tiempo para planificar nuestras finanzas, pues con el costo de la canasta familiar y la realidad de los ingresos del dominicano promedio, hay que ¨guayarla bien¨ para seguir viviendo cada temporada con la misma intensidad, sin caer en tentativas y atractivas deudas económicas. En fin, como dice el dicho, hay que vivir bien, y mientras unos lo sudan, otros lo disfrutan, pues para eso somos un país de temporada.

6 consejos para disfrutar de nuestra cultura en todas sus facetas y no perder el control de tu bolsillo

  • Para los diferentes eventos te recomendamos comprar piezas clásicas y con colores neutrales que te permitan “rediseñar” de manera sencilla, combinando con otras telas, aplicaciones, incluso, hasta nuevos cortes, de manera que puedas renovar el vestuario sin excederte en presupuesto.
  • Cuando adquieras disfraces para la temporada de carnaval -sobre todo cuando sin para nuestros hijos- cómpralos “típicos”, así te aseguras de que no pasan de moda. Asimismo, puedes comprarlos un size más grande (sin exceder en el tamaño), con holgura de 1 o 2 años, de manera que, con reparaciones menores tengas un disfraz nuevo por un buen tiempo.
  • Otro punto importante es “tomarte el tiempo para guardar bien”. Esto aplica para los adornos de Navidad -arbolito, luces-. El truco, para no tener que comprar de todo cada año, está en guardar. Si te aseguras de cumplir con este punto, solo tendrás que comprar algún adornito y no todos los elementos para tu árbol.
  • Es muy importante que te tomes el tiempo para planificar qué paseos, viajes y vacaciones realizarás durante el año. Con planificación todo es posible, lo que pone en aprieto tu bolsillo es tomar decisiones de manera rápida, sin organización y sin tener el dinero para realizarla.
  • Incluye en tu presupuesto anual y mensual un renglón de “diversión”. En la mayoría de los casos ignoramos este acápite; sin embargo, es donde más dinero gastamos. Planificarlo y establecer un límite será la única garantía que tendrás de no excederte en gastos.
  • Y el último punto, y honestamente, uno de los más importantes, es vivir de acuerdo a tus posibilidades. Si decides vivir de acuerdo a las cosas que para ti son realmente significativas y no preocuparte tanto por lo que piensen los demás… serás automáticamente 50% más feliz y con menos carga emocional negativa de la que tienes ahora mismo.

 Natalia Díaz Nieto, consultora Empresas Familiares, Gestión Humana, Trabajadora Social

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