Existen tres tipos generales de ahorrador y seguro te identificarás con alguno de ellos. Considera estos perfiles y sigue nuestros consejos para mejorar tu situación financiera y dar el paso para adquirir un bien inmueble.
Ahorro siempre el 10% de mi sueldo
¡Felicidades! Tienes la mitad del camino recorrido y, por lo tanto, más posibilidades de ganar y conseguir la casa que quieres. Probablemente tengas unas finanzas sanas y vayas al corriente en tus pagos. Para los bancos, eres el perfil ideal para una crédito hipotecario.
Ahorro cada vez que me establezco una meta
Este es el término medio pero como te enfocas sólo en una meta, entonces no tienes un ahorro para eventualidades. ¿Qué pasa cuando llega una necesidad sorpresa? Seguramente usas tus tarjetas de crédito o pides préstamos personales. Esto es lo que te hace tener un poco de inestabilidad financiera.
La recomendación es que hagas un esfuerzo por estabilizar tu ahorro, tener metas y cumplirlas muestra que lo puedes hacer, que tienes la disposición y puedes vivir con menos de lo que ganas, ahora sólo debes convertirlo en un hábito.
El riesgo de ser así y adquirir un bien inmueble es que probablemente en algún momento te desestabilices pues cuando llegue algo que no tenías contemplado –perder el trabajo o que se descomponga algo en tu casa- no sabrás cómo enfrentar el gasto sin recurrir al crédito.
¿Ahorrar?, no, ¿para qué?
Este perfil tiene un panorama complicado. Vivir la vida, no ahorrar y esperar a que las cosas lleguen es difícil a la larga. Incluso, puede ser que estés dejando pasar la posibilidad de poder comprar una casa por medio de un crédito hipotecario o al contado. Esto te cierra todavía más puertas pues el tener una propiedad te permite acceder a otro tipo de crédito.
La recomendación es cambiar esta idea de que el ahorro no sirve de mucho. Haz un ejercicio y ahorra un par de meses para ver qué es lo que pasa. Verás que no es tan difícil, puedes seguir disfrutando la vida y ese esfuerzo te traerá una satisfacción distinta a mediano plazo.
Si rentas en vez de pensar en la posibilidad de comprar porque sabes que ahora no tienes dinero, puedes hacer este ejercicio: incrementa tu monto de renta, es decir, si pagas 3,000 pesos sube el monto a 5,000 pesos y los 2,000 extras ponlos a trabajar para que en un futuro puedas pensar en comprar.
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