Iniciando mi vida laboral tuve la fortuna de que mi padre, mientras compartíamos un momento en el balcón de nuestra casa, me preguntara sorpresivamente: ¿Hijo, cuánto ganas? Ante esta pregunta, respondí indicando el monto de mi salario de ese entonces; con esta respuesta, mi papá volvió a repetir la misma pregunta, seguido de una aclaración: “lo que ganas no es el monto de tu salario, sino la porción que logras conservar de tu salario al final de cada mes, luego de realizar tus gastos”.
Por esta respuesta de mi padre, entendí que si gastas todo tu ingreso cada mes, entonces trabajaste para no haber ganado nada. No importa cuál sea tu ingreso mensual, la realidad es que existen personas que ganan RD$50,000 cada mes y lo gastan todo; mientras otros ganan RD$45,000 y siempre ahorran al menos un 10%, aún teniendo ambas los mismos tipos de compromisos.
Necesidades versus Deseos
A los seres humanos generalmente nos acompaña el hábito de confundir nuestras necesidades reales con nuestros deseos impulsivos. Esto ocurre a tal punto que llegamos a justificar nuestros deseos para convencernos a nosotros mismos de que son necesidades inevitables e impostergables.
Comportamientos como estos, son precisamente los causantes de que nuestros ingresos, pocos o muchos, nunca sean suficientes como para ahorrar constante y disciplinadamente mes a mes.
En una actividad familiar presencié a un niño insistirle a su madre que “necesitaba” una nueva cinta de video-juegos,porque la suya ya tenía muchos meses, había pasado de moda y todos sus amigos ya poseían la versión más reciente. La madre, pacientemente, le respondió con las siguientes preguntas: ¿No tener la nueva cinta te impide comer? A lo que el niño respondió, extrañado por la pregunta, que no le impedía comer. ¿No tener la nueva cinta te impide ir al baño cuando lo necesitas? A lo que nuevamente el niño respondió que no se lo impedía. ¿No tener esa cinta te impide respirar adecuadamente? El niño respondió, ahora calmado, que no le impedía respirar. Entonces, concluyó la madre, “si la cinta no entorpece nada de lo anterior, hijo mío, entonces estamos hablando de un deseo, no de una necesidad.”
Debemos recordar para nosotros mismos esta anécdota, siempre que vayamos a realizar una compra por impulso o emoción. Hacerlo nos ayudará a reflexionar a tiempo, poner las cosas en su justo lugar y mejorar nuestra capacidad de ahorro.
Equilibrando el plan financiero versus El impulso de compra
Muchos de nosotros tomamos decisiones familiares que representan gastos, a cada hora del día, y lo hacemos sin tener un plan serio sobre nuestros objetivos financieros.
Ante la falta de un plan por el cual guiarnos, nuestras decisiones solo se basan en tres cosas: La rutina, las urgencias y en los deseos.
Un paso importante para poner orden y sentido a nuestras decisiones, es reflexionar sinceramente acerca de nuestros objetivos familiares a corto, mediano y largo plazo. Luego, convertir estos en metas financieras necesarias para alcanzar los objetivos de la familia, escribir un plan familiar formal acerca de lo que haremos y lo que dejaremos de hacer para conquistar esas metas.
Tomando el control de los productos financieros
Los productos financieros no son buenos o malos por si mismos, lo que marca la diferencia es el uso que nosotros hacemos de ellos. Para usarlos con inteligencia, primero debemos conocerlos mejor. Comencemos con las Tarjetas de Débito, un producto financiero asociado a una cuenta de ahorros o corriente, que permite realizar consumos al presentarla y reducir el valor del balance disponible en dichas cuentas.
Ventajas de usar una tarjeta de débito
- Es una forma rápida y segura de pagar.
- No corres el riesgo de endeudarte con montos que no podrás pagar.
- Decides cual es el monto que estarás utilizando a través de tu tarjeta de débito.
- Te brinda la opción de no llevar dinero en efectivo o de retirarlo a través del cajero automático, solo cuando lo entiendas prudente lo que te ayudara a tener más control de tus finanzas.
- No implica pago de intereses ni cargos por sobregiro, porque utilizas el dinero disponible en tu cuenta.
Las Tarjetas de Débito son sin duda una excelente herramienta para tomar control de tus finanzas, sin embargo nunca debes olvidar que al usarla estarás disminuyendo el balance de tu cuenta. Haz un uso racional y adecuado de ella, ya que tu principal responsabilidad es cuidar tu presupuesto, y esto nadie lo podrá hacer mejor que tu. Es tiempo de tomar control de tus finanzas.
PAMELA PICHARDO |@pamelapichardoj
pamela@revistamidinero.com.do
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